Tipos de barba segun la morfologia del rostro

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Vello facial para cara rectangular

A Textbook of Advanced Oral and Maxillofacial Surgery Volume 2 Open access Reconstrucción de las zonas con vello facial en el paciente masculino Escrito por Shahram Nazerani Presentado: 22 de mayo de 2014 Publicado: 22 de abril de 2015 DOI: 10.5772/59191 DESCARGAR GRATIS Compartir Citar Citar este capítulo Hay dos formas de citar este capítulo: 1. Elija el estilo de citación Seleccione el estilo

5. Reconstrucción del cuelloLa zona 9 es la zona del cuello contigua al mentón y si el vello facial está presente no es necesario reconstruir esta zona con colgajos capilares, en estos casos el paciente puede cubrir la cicatriz del cuello con una barba.

8. ResumenLa reconstrucción de la zona facial con pelo es uno de los procedimientos reconstructivos más exigentes y las opciones disponibles no coinciden exactamente. El reconocimiento de la región facial y los donantes disponibles son los requisitos previos para el cirujano reconstructivo que trata estas difíciles condiciones.

Aplicación para comprobar la forma de la barba

Este estudio tuvo como objetivo evaluar la relación entre los patrones morfológicos faciales (I, II, III, Cara Larga y Cara Corta) así como los tipos faciales (braquifacial, mesofacial y dolicofacial) y la apnea obstructiva del sueño (AOS) en pacientes que acuden a un centro especializado en trastornos del sueño.

Se evaluaron fotografías frontales, laterales y de la sonrisa de 252 pacientes (157 hombres y 95 mujeres), seleccionados aleatoriamente de una clínica de polisomnografía, con una edad media de 40,62 años. Para obtener el diagnóstico de la morfología facial, la muestra fue enviada a tres profesores de Ortodoncia entrenados para clasificar el rostro de los pacientes según cinco patrones, a saber: 1) Patrón I; 2) Patrón II; 3) Patrón III; 4) Patrón facial largo; 5) Patrón facial corto. La concordancia intraexaminador se evaluó mediante el índice Kappa. Los profesores clasificaron el tipo facial de los pacientes basándose en un índice facial que considera la proporción entre la anchura y la altura facial.

El modelo de regresión lineal múltiple puso de manifiesto que, cuando se comparaba con el Patrón I, el Patrón II tenía el índice de apnea e hipopnea (IAH) empeorado en 6,98 episodios. Sin embargo, cuando se comparó el Patrón II con los pacientes del Patrón III, el índice de estos últimos fue 11,45 episodios inferior. En cuanto al tipo facial, los pacientes braquifaciales presentaban un IAH medio de 22,34, mientras que los pacientes dolicofaciales tenían un índice significativamente inferior desde el punto de vista estadístico de 10,52.

Barba de ancla

Históricamente, la investigación genética craneofacial se ha centrado, como es lógico, en identificar las causas de las anomalías craneofaciales, y sólo en los últimos 10 años se ha empezado a profundizar en las bases biológicas de las variaciones faciales normales. Esta iniciativa se ha visto facilitada por la disponibilidad de sistemas tridimensionales de alta resolución y bajo coste que permiten captar con rapidez y precisión los detalles faciales de miles de individuos. Los avances simultáneos en la tecnología de genotipado han permitido explorar las influencias genéticas en los fenotipos faciales, tanto en la actualidad como a lo largo de la historia de la humanidad.

– Comprender la etiología de las anomalías craneofaciales; por ejemplo, se ha demostrado que los familiares no afectados de individuos con labio leporino/paladar hendido no sindrómico (nsCL/P) difieren en términos de variación facial de rango normal de la población general, lo que sugiere un vínculo etiológico entre la morfología facial y el nsCL/P.

– Muchos factores, como la ascendencia, el sexo, el color de ojos y pelo, así como los rasgos faciales distintivos (como la forma de la barbilla, las mejillas, los ojos, la frente, los labios y la nariz) pueden identificarse o estimarse utilizando los datos genéticos de un individuo, con posibles aplicaciones en la asistencia sanitaria y la medicina forense.

Barba de vikingo

A lo largo de la historia, las actitudes sociales hacia la barba masculina han variado mucho en función de factores como las tradiciones religioso-culturales imperantes y las tendencias de la moda de la época. Algunas religiones (como algunas sectas del islam y el sijismo) consideran esencial la barba completa y la imponen como parte de su observancia[1]. Otras culturas, aunque no la impongan oficialmente, consideran que la barba es fundamental para la virilidad de un hombre y ejemplifica virtudes como la sabiduría, la fuerza, la destreza sexual y un estatus social elevado. En las culturas en las que el vello facial es poco común (o actualmente está pasado de moda), la barba puede asociarse a la falta de higiene o a un comportamiento poco convencional. En los países de clima más frío, la barba protege la cara de las inclemencias del tiempo. La barba también protege del sol[2].

La barba se desarrolla durante la pubertad. El crecimiento de la barba está relacionado con la estimulación de los folículos pilosos de la zona por la dihidrotestosterona, que sigue afectando al crecimiento de la barba después de la pubertad. La dihidrotestosterona también favorece la calvicie. La dihidrotestosterona se produce a partir de la testosterona, cuyos niveles varían según la estación. El ritmo de crecimiento de la barba también es genético[3].